Muchas personas tratan de usar la parábola del rico y Lázaro para intentar probar que la gente va directamente al cielo o al infierno al morir. Esta nunca fue la intención de Jesús al emplear esta historia. La palabra que Jesús utilizó para "infierno " fue "Hades", lugar de tormento en la mitólogía griega.
Todos los Judios que escucharon su discurso pudieron entender que Jesús estaba utilizando un mito bién conocido para ilustrar un asunto.
Si damos un vistazo más cercano a Lucas 16:19-31, veremos rapidamente que esta parábola está repleta de símbolos, los cuales Jesús nunca intentó que fuesen tomados literalmente.
Por Ejemplo:
¿ Van todos los salvados al seno de Abrahán ? ...........NO
¿ Se hablarán unos a otros las personas que están en el cielo y en el infierno..? .................................................. ......NO
¿ Refrescará del ardor del infierno una gota de agua en la lengua de una persona ?................................................. ......NO
¿ Decide Abrahám quién se salva y quién se pierde ? .....NO
De la misma manera, esta parábola no puede ser utilizada para enseñar que la gente que muere antes del día del juicio del fin del mundo irá derecho al cielo o al infierno al morir.
Juan 12:48 declara:
" La palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero".
Por lo tanto ¿ Qué significa esta parábola ?
El hombre rico era un símbolo de la nación Judía, gozándose de las Escrituras, mientras que el mendigo a la puerta ---- los gentiles -- estabán hambrientos de la Palabra. Jesús concluyó la parábola con la observación de que
" Si no oyen a Moisés y a los profétas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos".
Lucas 16:31.
En efecto, más tarde Jesús levantó de los muertos a un hombre llamado Lázaro, y la mayoría de los lideres Judios todavía no lo creen .
( Juan 12:9-11 )
El Rico y Lazaro.
Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros de manera que los que quisieron pasar de aquí a vosotros, no pueden, y de allá pasar acá.
Lucas 16:26
La parábola del hombre rico y Lázaro ( Luc. 16:19-31) deja perplejos a muchos cristianos. En ella, recordamos, Jesús hizo un contraste entre la suerte del mendigo y la del hombre que vivía en el lujo. Lázaro fue al seno de Abrahán. El rico al Hades. ¿ Nos enseña la parábola que cuando una persona muere va al cielo o al infierno ?
De ningún modo. Los detalles de la parábola no deben ser exaltados aquí más que en las otras parábolas.
¿ Pueden los salvados ver a los impíos en el tormento, por ejemplo ? Si esto fuera así, el cielo no sería un lugar con mucha felicidad.
El relato que Jesús tomó de la tradición Judía, más bién enseña una verdad central:
Tenemos sólo una oportunidad, de modo que tenemos que aprovecharla al máximo. En realidad, la parábola del hombre rico y Lázaro es la contrapartida de la del mayordomo injusto que encontramos en la primera mitad de Lucas 16. El administrador deshonesto usó tiempo y dinero a su cuidado para arreglar su futuro, mientras el hombre rico desperdició su vida y su fortuna.
No hay segunda oportunidad, nos dice Jesús. Tenemos una vida , de modo que deberíamos llenar cada momento con miras hacia la eternidad.
Esa enseñanza se opone a muchas ideas que circulan hoy. Hace algú tiempo se preparó un video acerca de la muerte y de los que mueren. Se entrevistó a una veintena de hombres y mujeres y se les preguntó.
¿ Que piensa usted que ocurre al morir ?
Casi todos se sintieron dispuestos a afrontar la cámara con sus respuestas, ¡ y que respuestas fueron ésas !
1.- Usted vuelve otra vez en alguna otra forma .
2.- Probablemente ya he vivido centenares de vidas, y viviré muchas más.
3.- Tal vez regrese como una piedra, un perro o algún otro animal.
4.- Todo depende de mi karma: eso determina la forma en que volveré.
5.- etc.
No, dice Jesús en esta parábola . El hombre rico no podía volver; lo separaba un gran golfo de su familia, de su pasado, de la felicidad eterna.
“Mas Abrahan le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.”
Lucas 16:31
Esta parábola va más allá de enseñar sólo aprovechar al máximo las oportunidades de la vida presente como preparación para la eternidad. En un giro asombroso nos predispone para lo que estaba por ocurrir.
El hombre rico, atormentado en el Hades, pide a Abrahán que envié a Lázaro para mojar la punta de su dedo en agua para enfriar su lengua. Cuando Abrahán le niega el pedido, el hombre rico le formula otro:
“Te ruego , pues padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento”
Abrahán le contesta: “A moisés y a los profetas tienen; óiganlos” El rico insiste: No, padre Abrahán; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán”. Pero Abrahán permanece firme: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”
Lucas 16:29-31
Ese es el final de la parábola. Y ahora en la vida real:
Alguien se levanto de los muertos y su nombre era Lázaro. Pero los dirigentes Judios rehusaron creer aun con esta evidencia.
El capítulo 11 de Juan nos cuenta el relato – uno de los más emocionantes de todas las Escrituras – acerca de la resurrección de Lázaro después de estar cuatro días en la tumba. El milagro causó sensación. Pero, ¿ Cómo reaccionó la jerarquía religiosa ?
“Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron:
¿ Que haremos ? Porque este hombre hace muchas señales” ( Juan 11:47 )
Nótese que no dijeron “este hombre debe ser el Mesías”, sino “Cómo podemos manejarlo ?”
Mas tarde leemos esta declaración increíble: “Gran multitud de los judios supieron entonces que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quién había resucitado de los muertos. Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro” ( Juan 12:9, 10 )
Los dirigentes religiosos habían decidido no creer. Habían hecho su decisión, y ni las Escrituras ni la resurrección los haría cambiarla.
Dios quiera Bendecirles.
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